miércoles, 20 de junio de 2012

La paciencia enseña (no aprendes a tener paciencia)

Lo normal sería decir que uno aprende a tener paciencia, pero yo diría que la paciencia inevitablemente te enseña. Sobretodo en esto del deporte.

Veo los registros de natación y ahora ya se podría decir que llevo un tiempo nadando, los registros están allí, unos mejores que otros pero se mueven alrededor de los mismos números. Lo cual me podría sacar de quicio teniendo en cuenta que he este año se lo dedico a la natación y nado regularmente los 8 o 9 km semanales para preparar la marnatón de Cap de Creus a Cadaqués este 15 de septiembre.

La paciencia me enseña a que nada cambia de un día para el otro, nada, absolutamente nada. Es la suma de cada gesto, de cada intento, de cada metro, de cada ejercicio, de saber que te esfuerzas (aunque  muchas veces de un perezón enorme), cada día, día tras día hace que algo se mueva, que algo se modifique y dé un paso hacia delante.

¿Pero si yo entreno, me esfuerzo y estoy atenta a cada gesto, por qué los registros están exactamente igual que antes?

Supongo que son las capas de cualquier proyecto, primero se modifican las más profundas y uno no es consciente, pero vas modificando y construyendo capa a capa hasta que cubres la totalidad.

También es verdad que cada día estoy más cómoda en el agua, me cuesta menos y no sufro lo que había sufrido al tener que enfrentarme a esta disciplina.

Llego a la conclusión que el camino de aprendizaje es largo y sólo la paciencia te enseña a sumar cada gesto, cada entreno y la suma de todo, de cada día harán que haya un cambio, por fin he entendido que es un recorrido largo. No me importa, disfruto y gano mucho al entender por qué siempre nado igual de lento, ahora sí puedo decir que soy mucho más resistente en el agua y no me da miedo nadar. Desde aquellas crónicas de "panic atack" a estas palabras.



La paciencia te enseña y está bien.